martes, 17 de julio de 2012

El gobierno de Luis Echeverría


Este primer momento posesentaiochero que se detectó durante los dos últimos años del sexenio de Díaz Ordaz, se caracterizo por el desmesurado afán del gobierno de reprimir cualquier tipo de movimiento social, sin embargo no le importaba exhibirlo ante los ojos de todo el mundo. Una de los primeros movimientos reprimidos fue el organizado el día 13 de diciembre Gran marcha de protesta que partiría de Ciudad Universitaria y concluiría en el Casco de Santo Tomas, sin embargo un día antes de que se realizara la marcha la policía se encargo de difundir por medio de la TV una serie de amenazas las cuales no lograron intimidar a los estudiantes quienes el trece de diciembre lograron reunir a un total de 20 mil jóvenes politécnicos y universitarios.
Esta política prohibitiva en contra de las manifestaciones callejeras opositoras dentro de la capital mexicana y sobre todo las de carácter estudiantil, siguió persistiendo aun por varios años después del sexenio diazordacista, por lo que las protestas estudiantiles universitarias y politécnicas se realizaron en las explanadas y auditorios de las respectivas instituciones educativas.  La política de represión selectiva comenzó a instrumentarse en contra de profesores, estudiantes intelectuales que estaban a favor del movimiento, en tanto, el dia 1 de noviembre fue apresado Arturo Martínez Nateras, presidente de la CNED.
La información  manipulada: Esta práctica que se utilizó con poco éxito durante los días del movimiento, llegó a su máxima expresión a principios de enero de 1969, con la puesta en circulación de un libro que se le titulo ¡El Móndrigo! Bitácora del Consejo Nacional de Huelga. La publicación  y distribución gratuita de El Móndrigo no fue un hecho benevolente o de buena fe de los supuestos propietarios de una editorial inexistente, como seguramente se pretendía hacer creer a los lectores del texto, sino que se trató de un verdadero libelo inteligentemente redactado por una persona o grupo, ampliamente documentado en política nacional y estudiante, con el claro objetivo de eximir completamente  al gobierno de su responsabilidad en la masacre del 2 de octubre, al tiempo que se culpaba de ello al movimiento estudiantil en general y al CNH en lo particular.
El porrismo y su reactivación: La represión ha sido en todos los tiempos una de las principales características de los gobiernos autoritarios como sin lugar a dudas lo era en México, la represión que se ejercía en contra los diferentes disidentes, individuales o colectivos, particularmente de la izquierda militante, no sólo se efectuaba a través de los órganos represivos institucionales, como era el caso del ejército y la policía en todas sus derivaciones, sino también por otro tipo de agrupamientos creados específicamente para callar cualquier protesta en contra del estado.
Si bien, la tendencia a crear grupos juveniles de choque de carácter mercenario en la Universidad Nacional, con la finalidad de enfrentarlos a los estudiantes y reprimir sus protestas, es tan remota como la propia autonomía de la institución. En su labor de manipulación este personaje comenzó a utilizar todo tipo de anzuelos, regalos de sweaters deportivos, arreglo de materias sin su aprobación correspondiente, becas, orgías, parrandas y borracheras, viajes, boletos para eventos deportivos, etcétera. Esta situación permitió que en algunas escuelas preparatorias, las flotas o porras comenzaran a cobrar importancia como grupos de choque, lo que trajo aparejado, entre otros aspectos: la venta de protección a comercios aledaños a los planteles, un embrionario,  tráfico de drogas, los asaltos y el pandillerismo. Todo esto con el conocimiento de las autoridades universitarias y gubernamentales, quienes lejos de haberlo impedido y prohibido, en no pocas ocasiones, lo siguieron tolerando y hasta alentando.
El ascenso del echeverrismo: El 22 de octubre de 1969 el licenciado Luis Echeverría Álvarez, secretarios de Gobernación durante el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz, fue presentado  como el candidato del PRI a la Presidencia de la República para el periodo 1970-1976. Hasta antes de esa fecha la imagen pública de Echeverría era la de un hombre callado, leal y fiel servidor de su jefe, enarboló como modelo a seguir el gobierno del ex presidente Lázaro Cárdenas; enmarcó su discurso en una tónica que prometía el retorno del país a las raíces populares de la Revolución mexicana y a la realización de reformas económicas con contenido social; y se lanzó en contra del modelo de “desarrollo estabilizador” que había adoptado los dos presidentes anteriores. En vez de éste habló de impulsar un nuevo modelo que denominó “desarrollo compartido”
En cuanto al aspecto político, Echeverría procuró deslindarse del régimen gubernamental diazordacista al que había servido fielmente, desde los primeros discursos como candidato oficial, Echeverría no perdió la oportunidad para reconocer la justeza del movimiento de 1968 y la gran equivocación gubernamental que había sido reprimirlo. En esta dirección el grado más alto de expresión discursiva posesentalochera fue la que tuvo lugar durante un acto realizado en la Universidad de Morelia en el cual el candidato se vio prácticamente obligado a guardar un minuto de silencio en memoria de los caídos el 2 de octubre en Tlatelolco.
Peor aun con todo y esto, casi nadie creía en los hechos, las únicas excepciones fueron las del presidente Díaz Ordaz y del ejercito, quienes inmediatamente después de lo ocurrido en Morelia se indignaron y escandalizaron al grado de que Echeverría estuvo a punto de ser sustituido como candidato presidencial oficial.
Finalizada la campaña electoral y luego de haberse realizado el ritual en las urnas, Echeverría asumió formalmente el poder, dentro del marco discursivo de la apertura democrática, el régimen echeverrista comenzaría a impulsar y, en otras ocasiones, observar y tolerar, un conjunto de cambios en distintos ámbitos de la sociedad mexicana.
a) La insurgencia sindical independiente.
b) La liberación de los presos políticos de 1968.
c) La reforma educativa echeverrista.
d) El apoyo gubernamental a la UNAM
Gobierno de Luis Echeverría Álvarez. (Política interna): Era innegable que el sistema político, no obstante las deficiencias que pudieran atribuírsele, había sido capaz de dar al país mas de cincuenta años de estabilidad política y que no obstante la marcada desigualdad socioeconómica, el orden interno no se había perturbado al grado de provocar una represión generalizada de parte del gobierno (salvo las medidas represivas que había adoptado en algunos casos concretos como el movimiento ferrocarrilero, a fines de 1958). Además, la estabilidad del país se manifestaba mediante las expresiones formales más importantes de la  democracia: partidos políticos, procesos electorales periódicos, presidentes civiles, libertad de prensa.
El populismo consistió en la instrumentación de beneficios sociales y de condiciones que permitieron la movilidad social; en cambio, la otra cara de la moneda, el capitalismo, llevo al Estado a ejercer el control de las masas populares mediante el corporativismo sindical y el autoritarismo; es mas, podría decirse que el populismo tuvo como razón de ser, tanto en México como en los países latinoamericanos donde se practicara, acallar los reclamos sociales que amenazaban no solo al gobierno sino también al desarrollo de la economía capitalista.
Autocrítica y proyecto de reforma: Desde su campaña presidencial, Luis Echeverría se propuso abrir canales de comunicación con los sectores sociales  resentidos por la represión contra el movimiento de 1968, en particular con el de los intelectuales, los universitarios y los grupos disidentes de izquierda.
Con este objetivo emprendió una política de apertura democrática, con el propósito de que su gobierno fuera visto como una nueva alternativa que recogía de la sociedad la critica a los actos represivos del gobierno de Díaz Ordaz.
Echeverría anunciaba un proyecto reformista en lo económico que pretendía corregir los defectos del modelo de desarrollo estabilizador, el cual no sólo había sido incapaz de lograr la justicia social sino que por el contrario, había creado  una aguda concentración del ingreso en las altas capas de la sociedad, acentuando con ello las desigualdades.
La autocritica de Echeverría se enfocó en dos aspectos: el primer término, el reconocimiento de una situación de deterioro económico y político producido en los dos decenios anteriores, situación que imponía un cambio radical de los métodos de gobierno seguidos hasta entonces; en segundo lugar, la reafirmación de los principios fundamentales de la Revolución Mexicana, tales como_ el nacionalismo reformista, la defensa de la propiedad privada y de la libre iniciativa individual. Prometió reorganizar la reforma agraria mediante mecanismos de colaboración entre predios ejidales y privados, propuso la aplicación de los recursos económicos en manos del Estado, a fin de promover una política de creación de empleos y la ampliación de la planta industrial, lo cual exigía llevar a cabo una reforma fiscal a fondo y reducir de manera consistente el endeudamiento público interno y externo.
El propósito de Echeverría era mostrar fidelidad a los orígenes populares de la Revolución Mexicana, a su lucha contra la injusticia social mediante la identificación entre gobernantes y gobernados. “Más que realizar un programa de gobierno”, decía, “ejecutaremos un programa del pueblo” y agregaba: “No descansaré un solo día del sexenio en la tarea de promover el mejoramiento de los campesinos y del medio rural.”
La reforma político-electoral: Hacia finales de 1971, el gobierno de Echeverría  vio la conveniencia de presentar un proyecto de reforma electoral que diera carácter legal a la apertura democrática, pues aparte de la necesidad urgente por mantener la paz social en peligro, el gobierno tenía frente a sí el reto de convertir en acciones practicas lo que el discurso echeverrista postulaba como principio programático de cambio. Se decretaron reformar y adiciones a diversos artículos constitucionales que en su conjunto constituyeron lo que se denominó Nueva Ley Federal Electoral promulgaba el 5 de enero de 1973, la cual establecía los siguientes estatutos con esta reforma se pretendía establecer un régimen de partidos donde cada uno de ellos tuviera acceso al poder de acuerdo al número de votos que recibiera, pues de acuerdo con la importancia que se daba al proceso electoral.

Nuevos partidos políticos: La política de apertura democrática de Echeverría alentó la formación de nuevos partidos políticos, la mayoría de izquierda, entre los cuales destacan los siguientes:
Partido Demócrata Mexicano (PDM), de tendencia anticomunista, antiliberal, ultranacionalista y de orientación religiosa, con origen en la Unión Nacional Sinarquista.
Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT). La historia de este partido, ligada a la del Partido Socialista de los Trabajadores, dio comienzo con la formación del Comité Nacional de Auscultación y Coordinación (CNAC), promovido por algunos intelectuales y militantes de movimientos políticos recientes el movimiento ferrocarrilero de 1958-1959, el de Liberación Nacional de 1961 y el estudiantil de 1968.
Partido Socialista de los Trabajadores. De forma paralela al PMT se integró al PST, organizado por un grupo de personas que, encabezadas por Rafael Aguilar Talamantes, se había separado del CNAO.
Partido Revolucionario de los Trabajadores. A finales de 1976, y como resultado de la fusión de las principales fracciones trotskistas existentes en México, surgío el PRT, con la pretensión de construir el socialismo en México por medio de la dictadura del proletariado.
Partido Socialista Revolucionario. Este partido se integro a finales de 1976, con la teoría del marxismo-leninismo como base de su acción revolucionaria y política. Proponía una política económica popular y antiimperialista para superar la crisis económica.


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