Poesía
Lírica Mexicana
La palabra "lírica" define todo aquello relativo o perteneciente a la lira, o a la poesía propia para el canto.
Sus orígenes son griegos: se trataba de aquella poesía
que no estaba destinada a ser leída, sino a ser recitada ante un público por un
individuo o por un coro, acompañado de algún instrumento de música,
principalmente de lira.
La poesía lírica ha sido definida tradicionalmente como
la expresión de los sentimientos por medio de la palabra este género literario
se caracteriza por la subjetividad, es decir, el poeta nos ofrece una parte de
su pensamiento, de su interior, de su visión de la realidad. Cualquier
expresión de las emociones del autor ante la contemplación del mundo o de la
realidad puede ser considerada lírica: amor, pena, soledad, miedo, fracaso,
alegría, desamparo, nostalgia... Esta expresión de los sentimientos no puede
hacerse de cualquier manera, sino que se suele ver sometida a una gran
depuración técnica y estética. Por ello, quizás la característica formal más
reconocible de la poesía sea la de estar escrita en verso.
Algunas características de la poesía
lírica son:
-El autor transmite un determinado estado de ánimo,
es decir, la poesía lírica se suele caracterizar por la introspección y la
expresión de los sentimientos.
-Un poema no narra una historia propiamente dicha,
en él no se desarrolla una acción, sino que el poeta expresa, de manera
inmediata y directa, una emoción determinada.
-La poesía lírica exige un esfuerzo de
interpretación al lector, que debe estar, cuando menos, algo habituado a esta
forma de expresión literaria.
-Suele haber una gran acumulación de imágenes y
elementos con valor simbólico.
-La mayoría de los poemas líricos se caracterizan
por su brevedad: no es frecuente que sobrepasen los cien versos.
-Debido a esa brevedad, hallamos una mayor
concentración y densidad que en el resto de géneros literarios.
-Un poema es la expresión directa del sentimiento
del poeta al lector; esto es, debe ser considerado una especie de confidencia
hecha a solas.
La literatura mexicana cuyos antecedentes los encontramos
en las culturas y los pueblos indígenas de Mesoamérica dio paso a su evolución
con el mestizaje que se produjo con la llegada de los españoles; sufre sobre
todo la introducción de la lengua española y desde sus inicios comenzó a
trascender por medio de personalidades como Bernardo de Balbuena, Carlos de
Sigüenza y Góngora, etc. Hasta finales del régimen colonial con personajes como
José Joaquín Fernández de Lizardi. Durante la conquista Varios conquistadores
letrados dejaron testimonio de sus combates en crónicas, empezando por el mismo
Hernán Cortés.
Ya
como nación independiente, la inestabilidad política de México durante el siglo
XIX favoreció el declive de la literatura, mientras que a finales de este siglo
la literatura comienza a resurgir con obras costumbristas donde los
intelectuales mostraban como veían al pueblo y ya para los últimos años del
siglo XIX los escritores adoptan tendencias pre-modernistas. Con la revolución
mexicana se fortalece el género periodístico, y posterior a esto se adopta a la
revolución como tema central para los novelistas de la época quienes no solo
aprovecharon la esencia novelística sino también hicieron obras teatrales,
cuentos con escritores como Mariano Azuela o Rodolfo Usigli. Esta tendencia
impuso el florecimiento de una literatura nacionalista con escritores como
Rosario Castellanos o Juan Rulfo.
En
este entonces entro en escena una literatura de corte indigenista, que
pretendía retratar el pensamiento y la vida de los pueblos indígenas de México.
En este mismo orden fueron surgiendo corrientes y movimientos literarios
que fueron marcando el camino de la literatura y abriendo paso a nuevos
horizontes y nuevas formas de expresión.
La literatura mexicana rompió el cordón umbilical con los modos y escuelas novelísticas españolas a través de los grupos y movimientos vanguardistas, muchos de ellos no marcaron trascendencia dentro de las letras, pero si participaron del florecimiento de una nueva literatura en México.
La literatura mexicana rompió el cordón umbilical con los modos y escuelas novelísticas españolas a través de los grupos y movimientos vanguardistas, muchos de ellos no marcaron trascendencia dentro de las letras, pero si participaron del florecimiento de una nueva literatura en México.
En conclusión la literatura
mexicana desde sus inicios hasta hoy sigue protagonizando tanto en grupos,
movimientos o con escritores individuales el testimonio presencial de cambio de
la nueva vanguardia para el mundo hispanohablante.
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